Recordemos
que de acuerdo al ciclo del agua la evaporación impulsa el almacenamiento del
agua en la atmosfera para luego causar la precipitación. Sin embargo, para
realmente apreciar un cielo nublado es preciso examinar como se forman las
nubes.
Las
nubes son una masa de liquido suspendida en la atmosfera. Como tal, las nubes
son una manifestación visible de liquido. Dentro del ciclo del agua las nubes
representan la acumulación de agua en el cielo.
Pero,
para que el agua llegue al cielo es preciso transportarse por medio de la
evaporación. Científicamente se explica la evaporación como el proceso que
transforma algún liquido en vapor o gas. En el ámbito de la meteorología, la
evaporación es el proceso que remueve el agua desde la faz de la tierra con el
fin de producir un cielo nublado.
Para
repasar: 1) El milagro de la lluvia es agua derramada desde el cielo; 2) las nubes
son agua acumulada en la atmosfera; y 3) la evaporación es el vehículo que traslada
agua hacia el cielo. Entonces, esto indica que la esencia de la lluvia es
simplemente el retorno de agua que fue evaporada desde la superficie terrestre.
Aquí se
esconde una realidad de la vida. Considera que nuestras vivencias futuras son
representadas por la lluvia que aun no desciende y que las nubes son la
representación de un estanque de esas vivencias. Ahora, imaginemos que la
evaporación simboliza el aliento de nuestras palabras que es trasladado al
cielo. La realidad es que nuestras vivencias son el resultado de aquello que
ofrecemos y declaramos en medio de nuestro entorno.
El
aliento de nuestras palabras produce voluntad. Aquello que desesperantemente
esperas y tarda en llegar será consecuencia de las expresiones que envías al
cielo. Consecuentemente, todo enunciado que pronuncies en el presente influirá
lo por venir.
Seria
fácil hablar de bases Bíblicas alrededor del poder de las palabras. Pero, uno
de mis ejemplos favoritos jira alrededor de David, quien es aclamado por haber
tenido un corazón conforme a Dios. Uno de los episodios mas conocidos de David
es su encuentro con Goliat. El momento impresionable esta justo antes de David
tirar la piedra al declarar el resultado de este desafío (1 Samuel 17: 46). Verdaderamente
fue el aliento de las palabras de David que produjo su victoria.
Además,
este es el mismo David que deleita a lectores con su lenguaje poético a través
de los Salmos. Realmente la poesía de David es brillante y cobra vida en cada
palabra. Mas, es curioso que al inicial una de las expresiones mas profundas y
enriquecidas en significado acerca de la majestad de Dios, David escribe “mi
lengua es como pluma de hábil escritor” (Salmos 45:1b).
Es
imponente pensar que el escritor de una historia tiene el control del
desenvolvimiento de cada evento y hasta la ultima instancia de la narración. Un
escritor tiene la capacidad de visualizar un relato desde principio a fin. En
ultima instancia, el poder del escritor radica en su capacidad de crear la
conclusión.
Entonces,
teniéndote en cuenta a ti mismo como el autor de tu propia vida, puedes
apreciar tu potencial de crear un fin deseado. Se como el escritor que tiene
dominio sobre su historia. Tal como escribe David, sea tu lengua la herramienta
que produce tu historia. Sean tus palabras aliento que produce buena voluntad
para tu vida.
Mientras
mas recuerdes que las palabras se las lleva el viento, mayor sea tu intención
de ofrecer al viento algo digno de ser almacenado en el cielo. Permite unir el
aliento de tus palabras al soplo del viento para producir las nubes que atraen
el milagro de la lluvia… (¡Continuara!)